sábado, 18 de abril de 2009

No soplo una vela más

“Viejos son los trapos”, solía escucharla decir a mi abuela. Pero unos días atrás me acordé de ella; fue cuando experimenté mi primer encuentro cercano con algo que marcará cada uno de mis días, cada vez que me mire al espejo, hasta que me muera: el problema de la edad.
Hace dos semanas cumplí 25 años (o un cuarto de siglo, es lo mismo) y es como si de repente hubiese un cumplido una seguidilla de años juntos que se venían postergando por alguna absurda razón. Ustedes pensarán, “pero 25 añitos no son nada”, y yo tengo algo para retrucarles.
Para empezar, un día antes de ese fatídico 6 de abril de 2009, tuve la brillante idea de ir al supermercado a hacer las compras del mes. Cuando me acerco al mostrador de la carnicería, el antipático ser que atendía me preguntó: “¿Qué va a llevar SEÑORA?”. ¿Quéeeeeeeeeee? ¿Señora? Respiré y traté de mantener la calma mientras mi novio, que al notar mi cara de rabia comenzó a alejarse hacia la góndola siguiente, hacía un esfuerzo sobrehumano por contener la risa. Finalmente me dio el kilo de milanesas que había pedido y concluyó el acto con un antipático “¿Desea algo más, SEÑORA?”. “Sí, si deseo algo más. Deseo que en este preciso instante me dejes de decir SEÑORA”, moría por contestarle, pero una parte positiva de mí (hasta entonces aun estaba) me convenció de tomarlo como algo gracioso.
La cosa empeoró cuando a la noche fui a bañarme y, mientras desafinaba una canción de Miranda bajo la ducha, empecé a notar que un abultado mechón de pelo emigraba de mi cabeza. Salí, me sequé con una toalla y comencé a observar todos los espacios blancos que invadían mi cuero cabelludo. Era lo que me faltaba, quedar pelada.
Al día siguiente pensé “hoy es mi cumpleaños, no me voy a amargar porque se me cae el pelo, mañana averiguo algún tratamiento en la peluquería y listo”. Me vestí para ir a cenar con mis amigas y, cuando me acerqué al espejo para corroborar cómo me quedaba la pollerita, la vida me dio otro cachetazo… várices.
La historia concluye con un fuerte puntazo en muela al morder la torta, alergia por el maldito cambio de estación y un dolor insoportable de pies por haber bailado toda la noche con tacos.
“Los 25 son así, te salen todos los achaques juntos”, me dijo un amigo no sé si intentando consolarme o burlándose de mi. En fin, juro que no vuelvo a soplar a una vela.

14 comentarios:

  1. jajaja, amíga, juro que entiendo todo. Pero podés seguir soplando, sólo que en vez de sumar velas, las tenés que restar... Además, "viejos son los trapos", como decía tu abulita. Besos compañera

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  2. Che, Sil, me dejaste el remate perfecto para "no soplo una vela más", pero bueh... mejor no lo digo. Ja. Alto relato, amiga. Como siempre.

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  3. SIL! totalmente identificada me siento che, el "señora" mato jeje! igual aca en mi depto tenemos una teoria al respecto..."los 30 son los nuevos 20" asi que los 25 serian los nuevos 15??? jaja! un beso amiga!

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  4. Ya sabía que no iba a faltar el que agarre la frase del título para otro lado! jajaja.
    Ro, espectacular tu teoría, necesitaba sentirme una quinceañera aunque sea por un rato.
    Besos...

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  5. y que le queda a los que cumplen 32 este año? lo de señora esta apropiado, si vas a la carniceria con tu novio no esperaras que el carnicero te dega "que queres mamita".
    propuesta: volve ala carniceria a compra un kilo de lomo, pero sola. Y vemos como te atiende.
    besos

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  6. Adhiero total y absolutamente a la "Teoría Sabater", ja. Probá yendo sola. Conozco casos de señoras muuuuucho mayores que vos que reciben un trato diferente según la compañía (sobre todo de parte de los carniceros, que parecen erigirse en encubiertos cultores del arte del piropo), así que a no amargarse.
    Y siempre te queda la posibilidad de echarle la culpa a tu chico, con lo cual tendrás también un buen argumento para defenderte de futuras acusaciones cuando elijas salir sola a hacer las compras, a tomar algo, a bailar, etc.
    Peeeero..... si todavía tenés reservas con respecto al trato, podemos citar a otra señora que con gran acierto sostiene que el señorío no es una cuestión de edad ni de estado civil, sino de cuna. Y eso no tiene precio, para todo lo demás, existe la tarjeta de la publicidad.

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  7. especificamente en cuanto al "señor" q te atendio en el super creo q mas q nada se trata de una cierta "vaguez" en decir "señorita", basicamente porq es mas facil decir "señora" (tiene menos letras). Obvio nunca imagino q a la noche se te iba a caer el pelo y luego lo de la muela. No te persigas por el del super che! JAAA.

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  8. jajajajaja muy bueno!!! llegue aca desde otro blog y la verdad es que me gusto lo que lei! me pasa lo mismo... pero a mi me pasa cuando voy SOLAAAA jajaja pero creo que mas que nada es una forma de generalizar... yo cada vez que me dicen señora aclaro "señoRITA". si a ese comentario le agregas una sonrisa y una risita, entras en charla y se hace mas ameno el rato! te lo dice esta "vieja" de 26! ajajaj te mando un abrazo. muy bueno el blog!!

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  9. "Várices", si la habré escuchado renegar a mi tio por ésa venita hija i puta. jeje! se acostaaba en mi cama, ponía los pies en la ventana y yo, horrorizado, me tenia q ir a jugar con los autitos la frente de casa.
    jajajaja!!!
    Nos vemos señora!!!

    Rocks

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  10. Corrijo: ERA MI TIA la que sufrió lo que la señora autora de este texto, mas conocida como DOÑA SILVIA.
    besos!
    Rocks

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  11. Hola señora del cuarto de siglo. Excelente relato.
    Es verdad. Los 25 son así. Yo, por ejemplo, después de pasar esa edad no festejé ni un cumpleaños más. Pero volviendo a tu caso y siendo testigo directo de otras circunstancias similares a la del carnicero, puedo asegurar que omitiste adrede unos cuantos señoras más que recogiste por ahí, incluso antes que el infortunio contemporáneo. ¡Ja!
    Un beso señora, ¡Uh! perdón, señorita. Te amo. Leo
    P/D: Sigo esperando la entrevista con Pérez Esquivel.

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  12. Gracias por pasar y dejar tu comentario. Besos.
    Ah, cuando comienzan a decirte Sr/Sra sos parte de "otro lado"... Bienvenida. Ja!
    Kisses, again.

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  13. Amiga, no estás vieja ni te estás quedando pelada. Doy fe.
    Te dejé una invitación en mi blog. Besos. Gaby B.

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  14. podemos no soplar velas epero el tiempo seguira pasando

    A mi me paso cuando cumpli 24 de repente me pregunte y estos 4 años cuando pasaron? yo no tenia 20?

    Ahora me pasa seguido que tengo que pensar mucho cuantos años tengo, y a veces contesto "24" pero internamente me quedo dudando si tengo 23 hasta que no puedo evitar hacer la cuenta para estar completamente segura de que tengo 24 y no 23

    malisimo!

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