“Está loco, esta mina está hecha mierda de la cabeza”, “Sil, estás re loca”, “¿Nena, nunca te dijeron que estás medio mal del mate?”. Éstas y otras frases similares suelen sonar con tanta frecuencia a mi alrededor que podría decirse que ya estoy familiarizada.
Hoy a la siesta -mientras me revolcaba del dolor de estómago en mi cama- me puse a pensar en las tantas veces que alguien hizo alusión a mi dudosa salud mental y comencé a planteármelo, por primera vez. Fue allí, en ese mar de sábanas arrugadas, donde se me empezaron a venir algunas imágenes a la cabeza. De repente me acordé de una serie de conductas que usualmente adopto cuando me encuentro sola. Por ejemplo: las veces que voy caminando aburrida y me desafío a mí misma a adivinar cuántos pasos necesito dar hasta el próximo arbolito; que tengo por costumbre asociar –casi automáticamente- los números, días de la semana y meses con colores; lo mucho que me gusta mirar a la gente que no conozco en la calle y pensar en cara de qué nombres tienen (he aquí un problema, nunca creí tener cara de Silvia, eso me indigna); y como éstas, varias otras cosas más.
Aún así, me niego a pensar que la situación sea lo suficientemente grave como para replantearme qué tan cuerda estoy. Entonces me pregunto, el no admitir que puedo llegar a estar loca ¿Será el primer indicio de la locura? Acepto sus respuestas honestas y sinceras.
Hoy a la siesta -mientras me revolcaba del dolor de estómago en mi cama- me puse a pensar en las tantas veces que alguien hizo alusión a mi dudosa salud mental y comencé a planteármelo, por primera vez. Fue allí, en ese mar de sábanas arrugadas, donde se me empezaron a venir algunas imágenes a la cabeza. De repente me acordé de una serie de conductas que usualmente adopto cuando me encuentro sola. Por ejemplo: las veces que voy caminando aburrida y me desafío a mí misma a adivinar cuántos pasos necesito dar hasta el próximo arbolito; que tengo por costumbre asociar –casi automáticamente- los números, días de la semana y meses con colores; lo mucho que me gusta mirar a la gente que no conozco en la calle y pensar en cara de qué nombres tienen (he aquí un problema, nunca creí tener cara de Silvia, eso me indigna); y como éstas, varias otras cosas más.
Aún así, me niego a pensar que la situación sea lo suficientemente grave como para replantearme qué tan cuerda estoy. Entonces me pregunto, el no admitir que puedo llegar a estar loca ¿Será el primer indicio de la locura? Acepto sus respuestas honestas y sinceras.
Cada tonto con sus tonteras y cada loco con sus locuras.
ResponderEliminarDe una q tas remil golpeada, pero todos lo estamos. Además, quién dijo que tar loco es malo? Digo... hasta ahora no mataste a nadie... o si?
En fin... soy de los q te dice q tas medio fallada, pero va de onda. Asi que bue... segui contando baldosas vos!
Adeus! besos!
euq sav a ratse acol, alimam! sos anu anivid! y oy yod ef ed ose.
ResponderEliminart'nod yrrow, socol ne oires yah selim y on sos anu ed sose.
eub, zapac euq nu otiuqop... y oy neibmat, euqrop is et obircse isa y son somednetne, ebed res euq somatse oidem sadamercsed, euq on?
zauj.
setoseb, mqt. alemap.
jajajaja no te imaginás cuanto me reí cuando leí tu comentario, Pame. Pensar que me olivé de poner eso, que pasé años hablando al revés con una facilidad envidiable.
ResponderEliminarMmmmm creo que no lo tendría que haber dicho, ahora todos van a decir que en vez de loca estoy poseída.
Un beso!
ahhh, no sé, cito acá a un grande de la música popular y drogona arggentina: "la locura es poder más allá". Amén.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBUENISIMOOOOOOO
ResponderEliminarMUY lindo tu espacio
desde formosa
te acompaño
Lindo espacios, Sil... Un beso.
ResponderEliminarjajaja buenisimo,eso de mirar a la gente que no conoces y tratar de adivinar como se llaman esta barbaro.
ResponderEliminarVIVA LA LOCURA¡
saludos desde cordoba